jueves, 27 de julio de 2017

Nuestro mar


(Puerto Peñasco, Sonora)


Aquí sigo, sentado frente al mundo; 
deseando que la inmensidad del mar me consuma 
y me convierta en polvo. 

El agua salada duele, quema, sana. 
Me libera de todo aquello que la vida me arrojó
en jugadas orquestadas; en un acto de ceguera,
en corazones ajenos.

La soledad me persigue y tu supervivencia 
aniquila mis deseos, mis anhelos.
La realidad: te necesito.

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