viernes, 21 de julio de 2017

Nublado

Despejado el cielo la lluvia se detiene,
esa lluvia de mentiras que inundó sus ventanas claras,
que por inercia arrastra un corazón hasta lo profundo
y ahoga una mirada entristecida de nacimiento.

Ya no hay tonos grises pero el sol se ha demorado;
le venció la noche.
Desconozco este suelo y me sé de memoria el sufrimiento; lo
recuerdo bien.

Sin ti mis manos no tienen importancia.
Sin ti el insomnio sobrevive.
Sin ti no hay sed, no hay hambre.

La lluvia se fue pero me dejó vacío. Se llevó todo.
Contigo a kilómetros no quiero cantar, no quiero aire,
no quiero luz frente a mis ojos.
La energía que queda se irá entre letras, hasta atrofiar mis
inservibles manos.

Contigo lejos, no necesito libertad ni calma.
Si Dios existe, debe llevarme con él ahora o quizá,
solamente tal vez, yo debo adelantarme y volverme polvo.

Abuelo, si puedes leerme, dime si aún hay campo
en tu viaje...











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