no matan, pero tampoco te vuelven fuerte.
A veces quisiera una mente blanca,
como el mar en que te espero y si quieres,
de rodillas en el suelo.
Sin entiender las preguntas encontré las respuestas. Las
encontré a tiempo para morir entre el perdón y la demencia.
A veces me pierdo; hoy te escurres en mis manos sin que
pueda detenerte en este juego de tronos, entre comida picante,
entre miradas y polvo.
Hasta siempre y... no dejes de brillar.
"Los buenos recuerdos se caen por las escaleras".