¿Por qué te alejas cuando vivo esta guerra interna que no puedo lidiar solo? ¿Por qué te escapas cuando mis pasos están perdidos? ¿Por qué no tengo derecho a equivocarme? Si alguien puede responder, no quiero escuchar.
No entiendo cómo es que tiene más peso todo aquello que hice mal y se pudre en el silencio la vida que te di. No me interesa comprender.
Sin que nadie te lo cuente, sabes en lo más profundo de ti que aquello que hace a mi cuerpo moverse lleva tu nombre grabado.
Me cuesta entender por qué en mis tormentas más devastadoras no estás, pero estás en tu derecho; lo sé. Curarme las heridas no es tu deber, entenderme tampoco, pero me gusta pensar que los muros cargados de sueños a tu lado no se construyeron en el aire.
Perdonarme poco a poco deja de ser una opción. Basta de sueños e ilusiones que enflacan con el curso del reloj.
Y eso... eso sí lo debo comprender.
Aunque todo se reviente y contra corriente,
"también a ti te he perdonado".