domingo, 17 de marzo de 2013

En memoria al temor...

Es dura la intermitencia de sus ojos cuando miran a los míos.
Es dura porque es fría o cálida o inexistente. Es dura. 
Es frágil como su cabello rizado, que tal delicadeza no le quita dureza.
Es frágil como la sal que da sabor a mis pupilas. 

Estoy perdido, lo sé. Ella confusa y lloré. 
Después de vivirla, después de tocarla y una vez más estropearla, canté. 
Tú no me escuchas, yo no te oigo y nadie nos ve. 
Después de todo, habrá golondrinas que amarren mis pies.

Dos caminos: ninguno elegido, en memoria al temor.

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